Hace muchos años, en el Siglo XIX, en lo que eran las márgenes de la ciudad de Bayamo, en Cuba, existía una explanada con una profunda cavidad colindante con el río Bayamo, donde se vertían los desechos de vecinos cercanos; de ahí surgió el nombre de La Oyá, barrio en el que nací.
De 1865 a 1868 había allí una sola casa, su dueño era José Martínez. Con el tiempo rellenaron el gran hoyo y sobre él, diversas familias, continuaron construyendo viviendas de yagua y guano, tablas, embarradas, entre otras.
En este terreno también se creó un área de juego para todos sus moradores, especialmente para los niños, hoy conocido como Parque de la Oyá.
En la actualidad este barrio es considerado uno de los sitios más pintoresco, familiar, guarachero del Centro Histórico de esta ciudad bayamesa Monumento Nacional.
De 1865 a 1868 había allí una sola casa, su dueño era José Martínez. Con el tiempo rellenaron el gran hoyo y sobre él, diversas familias, continuaron construyendo viviendas de yagua y guano, tablas, embarradas, entre otras.
En este terreno también se creó un área de juego para todos sus moradores, especialmente para los niños, hoy conocido como Parque de la Oyá.
En la actualidad este barrio es considerado uno de los sitios más pintoresco, familiar, guarachero del Centro Histórico de esta ciudad bayamesa Monumento Nacional.