Se
sintió rayar una guitarra y, luego, una
melodía, que rompió el silencio de la noche e hizo
que una de las señoritas bayamesas más distinguida de la época, Luz
Vázquez, al escuchar: “Ven y asoma a tu
reja sonriendo/ ven y escucha amorosa mi canto,/ ven, no duermas,
acude a mi llanto/ pon alivio a mi negro dolor…, asomara, desde una
ventana, su rostro enamorado,
Eran jóvenes que llenaban
de encanto la madrugada del 27 de marzo
de 1851 con la canción La Bayamesa, serenata que dedicaron a Luz Vázquez, admirable dama. Francisco Castillo Moreno, José Fornaris, Carlos Manuel de Céspedes y el tenor Carlos Pérez fueron sus protagonistas, a pocos
días del suceso las muchachas la cantaban, quedando como una de las más hermosas
tradiciones de Bayamo.
Su
letra todavía hace vibrar a todos como
si fuera la primera vez. Según la
historia Francisco Castillo Moreno fue
el principal promotor porque estaba
enamorado de Luz Vázquez, hecho que quedó demostrado cuando contrajeron nupcias.
Qué
manera tan poética e inigualable de
describir a una bayamesa y de declararle su amor, cuánto significaba Luz para ese excelente músico
“…tú fuiste mi sol refulgente”.
Con respeto y ternura se dirigió a ella “ y risueño, en su lánguida frente/ blando beso imprimí con ardor.
Con respeto y ternura se dirigió a ella “ y risueño, en su lánguida frente/ blando beso imprimí con ardor.
Hoy
Bayamo se reúne en ese su lugar para celebrar aquel encuentro que aún mantiene
esa melodía adherida en las rejas de aquella ventana, testigos del incendio de
Bayamo, en 1861.
La Bayamesa ( letra)
¿No
recuerdas, gentil bayamesa,
que tú
fuiste, mi sol refulgente,
y risueño,
en tu lánguida frente,
blando beso
imprimí con ardor?
¿No
recuerdas que un tiempo dichoso,
me extasié
con tu pura belleza,
y en tus
senos doble la cabeza,
moribundo de
dicha y amor?
Ven y asoma
a tu reja sonriendo,
ven y
escucha amorosa mi canto,
ven, no
duermas, acude a mi llanto
pon alivio a
mi negro dolor.