Amigo es preciso
trabajar hasta la muerte.
Simón Bolivar
Cuando escuché la noticia de su partida, no tenía con quien compartirla,
estaba en una habitación del Costillar
de Rocinante, bajé al lobby del hotel, todo el mundo con las lágrimas en los
ojos, no hizo falta decirnos ni media palabra. Se fue pero estará por siempre
en nosotros.
No sé ni cómo hoy he podido comentar sobre ese hecho que
dejó a todos sin habla. Él sí tuvo el coraje de hablar, de preparar a todos los
venezolanos, a todos los que lo seguían, antes de de su partida final. Qué
fuerza tenía caramba, la fuerza que Dios da a todos los que creemos en él, pero
se fue tranquilo, se marchó sabiendo que dejó infinitas muestras de cómo ser un
buen cristiano, buen revolucionario, se fue siendo un hijo de
Dios, de Bolívar, de Fidel y de tantos otros que lo enseñaron a amar sin reparo.
Hoy lo recuerdo con sonrisa, con amor y paz. Él lo merece.
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