En 1996, cuando mi hermana Margarita* estuvo ingresada en la sala de
terapia intensiva, en el Hospital provincial Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, Cuba, escuché una historia que quisiera
compartir.
“Llevo muchos años escribiendo cartas a Gunna, él es de Laos, estudiaba en la Universidad de Granma, aquí
en Bayamo, nos enamoramos y nos casamos, pero regresó a su país cuando terminó la carrera
de Ingeniería Agrónoma, dejando a su hijo de dos meses de nacido, a
quien le pusimos también Gunna.