Bulé lleva más de 20 años dirigiendo comparsa |
o escribe cosas dignas de leerse,
o haz cosas dignas de escribirse.
Benjamin Franklin
por Vilma Güell Polanco y Elisa Aguilar
foto Luis Carlos Palacios
Todas las épocas guardan una intimidad con los hechos que le acontecen, muchos quedan allí, como en el sepulcro, en el silencio eterno, pero algunos rompen la barrera del tiempo y andan por las calles diciendo “¡aquí estoy!”, y así va la obra de Orlando Arias Aliaga, el Bulé del pueblo.
Su paso como instructor de arte por la escuela de El Caney de Las Mercedes, le abrió a Bulé las puertas a un mundo diferente, en el que organizó y fundó en la Escuela de Arte el primer grupo de danza folclórica de Granma.
Para llevar al hombre de la lejanía su baile lleno de tambor y corazón, como un guerrillero cultural en las montañas, organizó con estudiantes y profesores las primeras visitas de brigadas artísticas a sitios de la Sierra Maestra.
En la década de los años 80 del siglo pasado creó espacios bailables para el encuentro sabatino de los jóvenes, con los programas Pista joven e Impacto joven; en Mabay tuvo éxitos con el proyecto sociocultural comunitario Atención al hombre en la zafra, el cual permitió que la Casa de la comunidad fuera seleccionada como la mejor del país por casi 20 años en esa actividad.
Bulé decidió jubilarse, pero mucha gente lo recordará como un verdadero precursor por su obra mayúscula, dedicada a esta ciudad que le agradecerá siempre su entrega incansable y su creatividad.
Ha obtenido premios y reconocimientos, como el Sello laureado del Sindicato de la Cultura, Distinción por la Cultura Nacional y la medalla Raúl Gómez García.
La experiencia que Bulé acumula hoy como director, bailarín, coreógrafo, profesor y promotor lo convierten en una personalidad en la historia de la cultura granmense.
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